Diario de una mamá milennial
La dureza del postparto
Cuando estás embarazada la gente te felicita y se emociona por lo bonito que es tener una beba, pero nadie te cuenta lo duro que son los primeros días después de que se celebra el parto.
En el hospital, apenas se me comenzaba a pasar el efecto de la anestesia y la encomienda general era que debía pegarte a mi pecho para comenzar la lactancia materna. Yo ya me había informado y lo primero que se brinda al bebé es calostro, la leche baja de dos a tres días después, cuando el cuerpo manda la señal de que la bebé ha nacido y se debe comenzar a producir la leche.
Y pues yo postrada en la cama sin mover de la cintura para abajo recibí la visita de la asesora de lactancia, quien te despertó y comenzó a enseñarme las posiciones en las que podía darte pecho, pero tú estabas realmente dormida y si te enganchabas, pero no succionabas porque te ganaba el sueño.
La recomendación era tomar mucha agua y cada tres horas insistirte para que te engancharas, así lo hice y con mucha preocupación por cuestiones como que mi pezón no estuviera bien formado o que lo rechazaras; afortunadamente si te enganchaste y también comías bien tus onzas en biberón.
Pues bien, ya en la noche me retiraron la sonda de la orina y debía levantarme. Te lo juro que eso es lo más complicado de la vida, porque no sabes cómo te va a responder el cuerpo. El mío es aguantador porque solo sentí dolor y molestia al pararme, pero se me vino el mundo encima. No se sentía nada bien y en nada debía atenderte de todo a todo.
En fin. Es todo un tema y cada quien tiene una opinión y todas están bien. Yo decidí que la primera noche estuvieras en los cuneros con la intención de dormir, lo pude lograr por ratitos, pero de repente a lo lejos escuchaba que llorabas, y me angustiaba porque mi recámara quedaba cerca de los cuneros.
Llego el siguiente día y me sentía adolorida y aun así tenía que caminar y caminar para según esto sentirme mejor. La verdad es que no entiendo como alguien con una cirugía donde le fueron cortadas 7 capas de piel estará mejor si camina, pero debía seguir las recomendaciones.
Tuve la fortuna que mi médico estuviera ese segundo día en el hospital atendiendo otro parto, nunca olvidaré que me animó a seguirte pegando a mi pecho, aunque estuvieras dormida, acariciaba tu cachetito para que succionaras y no te durmieras. Eso representó en mi la imperiosa necesidad de seguirlo intentando y no dejarme vencer por la inercia de solo darte el biberón.
Casi por la tarde está lista para irme a casa, pero la verdad me acobardé y abrumé, todavía no estaba lista para irme sola a casa.
De eso te platicaré en la siguiente entrega…