“Zacahuil” de castigo ancestral a violadores a platillo emblemático de la cultura mexicana

 “Zacahuil” de castigo ancestral a violadores a platillo emblemático de la cultura mexicana

Los huastecos llenos de odio por el agravio a sus hijas, hermanas y mujeres buscaron cobrar y lavar la ofensa y al desollar al victimario, decidieron hacerlo un tamal

@Marina Martínez

El abuso sexual contra las mujeres ha sido castigado desde tiempos prehispánicos, gracias a ello la cultura huasteca conjugo la cocina con la justicia y según grandes historiadores afirman que el “Zacahuil” platillo emblemático de México, en la antigüedad era elaborado con carne de violadores.

Según los relatos de la época prehispánica, transmitidos por cronistas, en 1468 había un hombre de edad avanzada que era enviado por Moctezuma a recaudar el tributo entre los pueblos subyugados, pero aprovechando su poder mancilló a jóvenes vírgenes.

Sin embargo, la impunidad que rodea al violador terminó cuando los mexicas fueron derrotados por los tarascos y al enterarse el pueblo huasteco hicieron prisionero al mayordomo de Tenochtitlan para ejecutar su venganza.

De ahí nació el “Zacahuil”, plato indígena hecho con carne de violador, platillo que ahora forma parte de la cultura Huasteca que ha cruzado fronteras conquistando paladares.

En la actualidad, el platillo es uno de los orgullos de la gastronomía mexicana, también conocido como tamal gigante.

La historia oculta del Zacahuil, indica que los huastecos llenos de odio por el agravio a sus hijas, hermanas y mujeres buscaron cobrar y lavar la ofensa y al desollar al victimario, decidieron hacerlo un tamal con masa martajada y enchilada, que molieron en metate para que pudieran comerlo las víctimas.

Cuando calcularon que el tamal estaba bien cocido lo sacaron y repartieron porciones entre las mujeres que habían sido ultrajadas por el recaudador, quienes gritaban jubilosas “tlanque cualantli”, que significa en huasteco “se acabó el problema”.

En la actualidad, el tamal gigante, es cubierto con hojas de la planta de plátano y papatla, masa de maíz previamente sazonada para posteriormente hacerlo a las brasas en un enorme hoyo en la tierra con piedras ardientes.

Así nace el tamal rodeado de misticismo que se volvió indispensable entre las familias huastecas, lo mismo estaba presente en momentos de alegría que en desgracias. No había festejo sin él como tampoco en la despedida de un ser querido.

A la fecha, se sirve en bautizos, primeras comuniones, quinceañeras, bodas, cumpleaños, velorios y novenarios, pero tampoco puede faltar en celebraciones de tradición como las fiestas patronales, día de la madre y se ha colado incluso en eventos políticos. Un platillo con sangre huasteca, que recuerda que la justicia para las mujeres, tarde o temprano llega.

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