También la Virgen María sufrió: Procesión de Silencio

 También la Virgen María sufrió: Procesión de Silencio

La Procesión del Silencio de Morelia es la segunda más importante de México. En este año fueron 120 personas las que participaron

@Karla Ayala

Posicionándose como una de las mejores Procesiones del Silencio en el mundo, Morelia engalana la lista con la participación de 20 cofradías, 20 imágenes sacras, 120 personas encapuchadas y vestidas con el atuendo tradicional y el acompañamiento de 60 y 70 mil espectadores.

De acuerdo con la secretaria de Turismo de Morelia, Thelma Aquique Arrieta, la Procesión del Silencio de Morelia es la segunda más importante de México, sólo después de San Luis Potosí, por su grandeza y el ambiente que en la capital michoacana se vive.

Comienza a las 19:30 horas empieza la Procesión del Silencio y termina en Capuchinas, habrá 20 Cofradías, 2 más que el año pasado y esta vez se agrupan también los de Capula y una más de otro templo.

Durante el evento, el Ayuntamiento de Morelia entregó una vela a los asistentes, esto con el fin de que en la ciudad regrese la tradición de comprar y prender un Cirio Pascual para acompañar a la Virgen María en su duelo.

Dolor de la Virgen María

Cuando Jesús fue sepultado, su Madre Santísima tuvo que dejar su cuerpo en el sepulcro, pero su corazón se quedó junto a Él, y su espíritu no pudo separarse de ese lugar ni un solo instante; veía impresas profundamente en su alma todas las circunstancias de su Pasión y de su cruelísima muerte sobre la cruz.

Cuando Nuestra Señora regresó a su hogar, recorriendo las calles que todavía estaban mojadas con la sangre del redentor; cuando veía a su pueblo que acababa de cometer un deicidio, no fue una, sino mil espadas las que atravesaron su amoroso corazón.

Atormentada por el peso de sus sufrimientos, María entra en su pobre hogar, y como ya no encontró ahí al objeto de su amor, como ya no podía disfrutar de su dulce persona, su sufrimiento se agudizó más que nunca haciendo pedazos su corazón maternal. No podía evitar recordar la larga serie de tormentos que su Divino Hijo soportó.

No podía dejar de recordar las horas que pasó a su lado. Estos recuerdos sólo aumentan la amargura de su abandono. ¡Ah, los hombres pisotearon cruelmente a su Jesús, la flor más bella de Nazaret! Aún escucha en su corazón las injurias y los ultrajes vociferados contra Jesús; puede ver todavía las crueles heridas que los látigos, las espinas y los clavos imprimieron sobre su cuerpo, todavía escucha las últimas palabras y gemidos de su Jesús agonizante.

Piensa en la crueldad y odio con que el pueblo elegido persiguió a su Dios y salvador… Con cada uno de estos recuerdos, su santa alma se sumerge cada vez más en un océano de penas y dolores sin fondo. Pero ni en estos momentos deja de crecer su amor por Jesús, su compasión por sus sufrimientos y su participación en su Pasión dolorosa.

 

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