Primeras mujeres que estudiaron y se graduaron como médico veterinario en México

 Primeras mujeres que estudiaron y se graduaron como médico veterinario en México

El 17 de agosto celebramos en nuestro país a los veterinarios, importante labor que se ocupa del bienestar de los animales

@Fonema / Redacción

Después de África Medina Navascues, quien fue la primera mujer en titularse en México como Médico Veterinario con la tesis: “Breves observaciones para fijar las constantes hemáticas del perro” en el Distrito Federal, ahora Ciudad de México, en 1944, te comparto la lista de las primeras mujeres que destacan en la disciplina.

La segunda mujer destacable fue Guadalupe Suárez Michel, quien realizó totalmente los estudios en la Escuela Nacional de Medicina Veterinaria de la Universidad Nacional Autónoma de México, en la que adquirió el título de Médico Veterinario en 1945, con la tesis: “Algunas consideraciones sobre triquinosis”.

Cabe señalar que Suárez Michel realizó primero estudios de Químico Farmacéutico Biólogo en la Facultad de Química de la misma Universidad en donde se tituló en 1934, con la tesis Escritos falsos, su importancia desde el punto de vista de la química forense.

La Suárez Michel fue hermana mayor del José Suárez Michel a quien muchos recordamos en su clase de inmunología, o como secretario general de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, así mismo fue esposa de un MVZ, el Dr. Olvera y fundadora de una empresa productora de biológicos veterinarios para aves principalmente, los laboratorios Avimex, que actualmente son los encargados con su actual Director General el Dr. Lozano Dubernard, de producir la vacuna “patria” contra el Covid-19.

Aurora Velázquez Echegaray, fue la segunda mexicana en titularse como Médico Veterinario, con la tesis: “Observaciones sobre tricomoniasis genital bovina, en 1946“. La Dra. Velázquez trabajo a partir de 1942 como ayudante de profesor en la Escuela Nacional de Veterinaria y una vez terminados los estudios, en el entonces Instituto de Investigaciones Pecuarias y continuó como todos los profesores de esa época, trabajando en el Instituto y al mismo tiempo en la Escuela Nacional de Medicina Veterinaria y Zootecnia.

Como profesora de virología e inmunología, en la entonces Escuela Nacional de Medicina Veterinaria y Zootecnia, fue la fundadora del Departamento de Virología e Inmunología. Como era una profesora muy estricta, entre el alumnado la empezaron a llamar la “satánica”, porque, ellos decían: “aunque te dijera que estabas reprobado, siempre te lo decía con una sonrisa”.

La verdad es que siempre fue una mujer fuerte y emprendedora, formadora de muchos de nosotros, como académicos de la mejor Facultad De Medicina Veterinaria y Zootecnia del país y de muchos otros funcionarios de empresas públicas y privadas, de innumerables profesionales del aparato gubernamental y de tantos otros puestos pequeños y grandes ocupados por MVZ, tanto nacionales como extranjeros.

Una mujer con un gran corazón, pero que lo guardaba para algunos cuantos, que no lo compartía si no era con sus “muchachos”, que con su ejemplo y su tesón nos dio fortaleza en momentos difíciles, nos infundió confianza cuando ella percibía que lo necesitábamos o nos exigía y nos acicateaba cuando nos veía flaquear, ya sea profesional o personalmente. La verdad es que fue una de las precursoras, sin proponérselo, de lo que ahora se llama una formación integral.

Sus pasos por el pasillo central de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, para ir a firmar todos los días a la mitad de la mañana se extrañan, así como sus comentarios mordaces la mayor parte de las veces, con ese sabor a sarcasmo que sólo ella podía tener.

 

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