Un día como hoy, la Cámara de Diputados aprueba la igualdad jurídica de la mujer
El 14 de noviembre de 1974 la Cámara de Diputados reconoció el derecho de las mujeres para votar y ser elegidas en puestos públicos y de representación popular
@Fonema / Redacción
Para lograrlo, se aprobó la reforma al Artículo 4.º constitucional, dentro del cual se establece que los varones y las mujeres son iguales ante la ley. Gracias a esto, las mujeres adquirieron legalmente la igualdad de derechos y obligaciones frente a los hombres. Al mes siguiente, el 27 de diciembre, se expidieron dos decretos relativos a la igualdad jurídica de las mujeres, y días después, el 31 de diciembre, entró en vigor el decreto en el que se estableció la igualdad jurídica entre hombres y mujeres mexicanos.
Uno de los antecedentes más relevantes fue la lucha femenina de 1916, cuando los estados de Chiapas, Tabasco y Yucatán se convirtieron en los primeros en reconocer la igualdad jurídica para las mujeres. Esta decisión fue de suma relevancia, pues en aquel momento únicamente los varones tenían el derecho de elegir a sus gobernantes. Esta es una de las primeras manifestaciones de la lucha femenina y feminista en México por medio del sufragio para reconocer sus derechos ciudadanos y su participación política
Desde el 14 de noviembre de 1974, el cultivo de la paridad de género continúa progresando con el impulso de leyes garantes de la equidad e igualdad sustantiva y efectiva entre las mujeres y los hombres en todos los ámbitos. Por ejemplo, los partidos políticos tienen la obligación de postular paritariamente a los cargos de elección popular en la Legislatura federal y en las entidades federativas.
Esta ha sido una de las medidas más importantes que ha dado México en relación con los derechos político-electorales de las mujeres. De igual manera, es necesario garantizar los derechos de las mujeres y las niñas, ya que éstas tienen derecho al disfrute pleno y en condiciones de igualdad de todos sus derechos humanos, así como el derecho a vivir libres de todas las formas de discriminación.
Esto también se suma a los esfuerzos encaminados hacia el logro de la igualdad de género, erradicando las barreras que impiden a las mujeres su pleno desenvolvimiento en la vida política, económica y social; por lo tanto, es necesario mencionar que el fomento a la igualdad de las mujeres en relación con los hombres también debe comenzar desde la ejemplaridad de los gobiernos locales.
Como antecedentes, cabe mencionar que en el año 2001 se creó la Ley del Instituto Nacional de las Mujeres y en 2006 la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres y, actualmente, estas leyes están consideradas como el marco jurídico para el reconocimiento, la promoción y la protección de los derechos sobre equidad de género en el ámbito federal.
El más reciente caso auspiciado por la paridad de género en nuestro país aconteció en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, que se encuentra en el cuarto lugar mundial en porcentaje de participación de mujeres legisladoras, con 250 curules de un total de 500. En cuanto a la actual legislatura de la Cámara de Senadores, 64 del total (128) son mujeres. Sin embargo, dentro del Poder Judicial, de los 11 ministros que en 2018 conformaban la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el 18.18% son mujeres, aunque en 2022 hay cuatro ministras y siete ministros. Respecto al Gabinete actual, México es uno de los primeros países en la historia en proyectar la mitad de las secretarías en manos de mujeres, ya que, dentro de las 17 existentes, ocho mujeres fueron nombradas titulares de éstas en 2018.
Hoy día, 46 años después del primer paso, las mujeres continúan luchando para que la paridad sea respetada y fomentada en ámbitos políticos y electorales. Por ejemplo, aunque la representación femenina se encuentre casi al 50 por ciento en algunos partidos políticos, la igualdad debe vislumbrar sus metas más allá del porcentaje de representatividad. Respecto al tema, la diputada Rocío del Pilar Villarauz Martínez ha comentado:
“Caminamos para dejar atrás la discriminación y la violencia que hemos sufrido para dar paso a la igualdad sustantiva y a la consolidación de la democracia, pues no hay democracia sin nosotras (…) Vamos a garantizar la eliminación de prácticas consuetudinarias basadas en estereotipos de género y prejuicios que tanto daño les han hecho a las mujeres y hombres de este país y que han zanjado esta brecha que parecía imposible de cerrar, pero hoy estamos logrando”.