¿En qué me quede? Les platicaré del momento de dejar a mi tesoro en la guardería
Estas son las aventuras de una mamá desastrosa
@Karla Ayala
Supe desde el primer momento de la vida de mi hijo que tenía que ser un bebé de guardería, de vedad que estaba consciente y lo tenía perfectamente procesado, además tenía que regresar a trabajar y mi mamá no me lo podía cuidar.
A los tres meses inscribí a mi niño a la guardería, pensé en una que estuviera cerca de la casa de mis papás, por eso de que se me hiciera tarde y no pudiera pasar rápido, así ellos me podían auxiliar como siempre.
La primera semana de guardería estuve presente, era parte del proceso de adaptación, el siguiente lunes llegó la hora de la verdad, tenía que dejarlo ahí, lejos de mis brazos y de su chichi que tanto amó y que le daba tanta seguridad.
Bueno, como una necia que soy me puse como loca a sacar leche, ya luego les platico de esa experiencia porque nunca me gustó eso de ordéñame, quizá me hizo falta un aparatejo de esos eléctricos que solo te conectas y te saca la leche, pero, en cambio tenía una bomba que me tenía que dale y que dale con la apretadera hasta llenar cinco biberones, ja, ni tres podía.
Llenar las botellas era una odisea, terminaba cansada de la maniobra y desistí rápido de mi insistencia así que, para la siguiente semana opté por ir a darle de comer a mi niño personalmente, dos veces al día. Ya saben, me la pasaba en la guardería toda la mañana.
Una chica complicada obvio tenía los horarios colapsados y de paso tenía que tres veces a la guarde, lo bueno es que estaba cerca del centro y me la pasaba de evento a la guarde, de la guarde a la casa de mis papás y de regreso.
Así duré 5 meses y se vino la pandemia, entonces nos sacaron de la guarde, a todos nos mandaron a casas. Santi tenía 8 meses y toda parecía indicar que íbamos a estar en cuarentena, pero, la historia fue muy distinta para toda la humanidad. El encierro se prolongó un año y medio. LA COSA SE PUSO FEA PARA MUCHOS Y PARA NOSOTROS TAMBIÉN. Esa será otra aventura desastrosa que les contaré…


