Diario de una mamá milennial
Y sin embargo, ahí estabas…
No salí de la consulta más tranquila, porque un cúmulo de pensamientos me revoloteaban en la mente. Y sabía que tampoco iba a esperar 4 semanas para volver a ir.
Así que muy resuelta le dije a tu papá.
-Sabes, me gustaría una segunda opinión, quiero ir con otro doctor. Él muy atento me respondió que sí, que estaba bien.
Sabía que al ir nuevamente a revisión me harían un ultrasonido y podría verte, saber si estabas ahí o ya desilusionarme y agarrar fuerza para lo que venía.
Y bueno, pasaron pocos días y ahí estaba de nuevo contándole toda la historia al doctor, de mi ciclo irregular, de mi prueba positiva, de los exámenes de sangre de la hormona y de repente me dice, ya no me digas más, vamos a revisarte.
¡¡Y ahí estabas!! Esa bolita de días atrás ya estaba más formada y sin duda había algo ahí, pero no podíamos adelantar vísperas.
Me fui a casa con cuidados normales, a tomar vitaminas y a inyectarme para asegurarme de que tuvieras lo que necesitas para quédate ahí, dentro de mí.
Te veo en 10 días, me dijo. Me salí más tranquila pero desconfiada. No quedaba otra que tratar de llevarlo de la manera más positiva.
Los 10 días pasaron y ahí estaba de nuevo en el consultorio, comenzó la revisión y sorprendentemente ese saquito estaba más grande y formado que la última vez y de repente lo oímos, había latido, era fuerte. Una lágrima asomó mis ojos, no podía ser más feliz.
-Hay que esperar, me dijo el doctor, sigue como hasta ahora, pasando las 10 semanas todo será más certero, apuntó.
Cuando salí su asistente me cobró y me dijo: ¡Muchas felicidades! Le respondí con un gracias y me fui pensando en la simple posibilidad de todo estuviera bien. En la esperanza.