De la violencia estética y la humillación corporal

Esta violencia no es nueva y ha sido la constante en la exigencia que se hace a las mujeres por ser social y físicamente perfectas

@Nuria Gabriela Hernández Abarca

En las últimas semanas se ha estado visibilizando mucho el tema de cómo los estereotipos de género afectan de manera importante la concepción de la sociedad respecto a lo que los cánones de belleza dictan como lo correcto y por resultado lo que las mujeres “deberíamos” aspirar como belleza.

Esta realidad que marca la tendencia de lo que la belleza significa para el éxito tiene importantes repercusiones en la salud de las personas y mayoritariamente en la vida de las niñas y las mujeres.

La humillación sobre el cuerpo o apariencia física de las personas, impacta de manera definitiva y en algunos casos irremediable en su autoestima y en su salud al querer adecuarse a esos estereotipos, colocándose incluso a veces en situaciones importantes de riesgo o trastornos de alimentación como la bulimia, ola anorexia, y alimenta violencias como la psicológica, verbal o el Bullying.

Aunado a lo anterior sigue condicionando la exigencia de la belleza esa que la propia sociedad crea en base a la demanda de las expectativas y deseos mayoritariamente exigidos por los hombres y retomados por una sociedad también patriarcal que repite hasta el cansancio que debemos las mujeres ser de cierta manera o tener cierto tipo de cuerpo para ser atractivas y exitosas.

No existen estadísticas específicas sobre cuántas mujeres pierden la vida en los quirófanos por cirugías estéticas que se dan a granel y que se realizan desde los 15 años de edad, o la mutilación y deformación a sus cuerpos con productos que les causan un daño irreparable.

Esta  realidad es fomentada por prácticas sociales como los concursos de belleza, el culto a la belleza estereotipada que hacen los programas de televisión y algunos medios de comunicación, la industria de la moda entre otras realidades que fomentan que a mayor temprana edad las niñas y adolescentes se cuestionen la forma de sus cuerpos y normalicen la forma en la que las y los otros ejercen violencia a partir de generar comentarios discriminatorios, o racistas respecto a su aspecto, esta práctica conocida en inglés como Body Shaming o humillación corporal, genera otras formas de violencia contra las mujeres que en algunas ocasiones las pone en un grave riesgo de depresión, suicidio o trastornos alimenticios.

Y es que como sociedad estamos tan preocupados y preocupadas por la belleza y su inalcanzable cumplimiento, que dejamos de ver las consecuencias que tiene para la salud mental y la vida de miles de niñas alrededor del mundo, por cierto, con daños irreparables a su autoestima.

Esta violencia no es nueva y ha sido la constante en la exigencia que se hace a las mujeres por ser social y físicamente perfectas, ya a principios de la década de los 90 Naomi Wolf  reflexionaba, en su texto el Mito de la belleza sobre la relación entre la liberación femenina, el avance de las mujeres y la exigencia de ideales de belleza cada vez más inalcanzables que colocan a la mujeres en un alto riesgo de muerte.

Ella señalaba que el “mito” de la belleza oprime y encasilla a las mujeres, y que tiene un impacto en la vida laboral, su sexualidad la cultura y, por supuesto, la esfera privada, dando lugar a formas de violencia continuadas hacia todas aquellas que no responden a los cánones establecidos por una sociedad misógina y patriarcal.

Esta forma de violencia también tiene importantes impactos negativos en el desarrollo de la infancia, en el informe Detrás de los números: Poniendo fin a la violencia y el acoso escolares, presentado en el 2019 en el marco del Foro Mundial de la Educación, celebrado en Londres la Unesco señala a la apariencia física como principal causa del acoso escolar, seguida del racismo. Este estudio hace hincapié en cómo las niñas son más propensas a recibir acoso debido a su apariencia física, así como a todos aquellas personas quienes no encajan en los mandatos de masculinidad o feminidad, especialmente las personas del colectivo LGTBI. El informe asegura que “estar insatisfecho con el cuerpo está asociado con el acoso”.

Para identificar si eres víctima de violencia estética revisa si has sido objeto de alguno de estos comentarios: estás demasiado gorda/delgada, creo que necesitas un cambio de look, esa ropa te queda horrible, ¿no te gustaría operarte?, ¿no crees que deberías comer menos?

Lo que debes de saber es que esta forma de violencia es una forma de violencia psicológica y puede tener graves repercusiones en tu salud mental, cuadros de ansiedad, trastorno de conducta alimenticia depresión profunda, baja autoestima y en tu salud física o incluso colocarte en un alto riesgo.

Así que, si la estas padeciendo no dudes en buscar ayuda, recuerda que la violencia siempre escala y siempre estamos a tiempo para detenerla.

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