MUJERES EN MOVIMIENTO
“Vivir fragmentada” es más común de lo que parece, de hecho, es también una de las principales causas por las que las mujeres deciden buscar ayuda profesional
@Eva Contreras
De hace algunos años a la fecha, el mudo occidental se ha impactado por algo que podríamos denominar “Yoga mode” o algo así como un aumento desmesurado en las ofertas de diferentes tipos y estilos de prácticas yoguisticas; lo cual sin duda resulta estimulante por los muchos beneficios que este sistema de ejercicios y estilo de vida puede aportar en la vida actual y más específicamente para la mujer de hoy. Sin embargo, resulta a veces confuso para las mujeres promedio entender realmente las posibilidades que la práctica del Yoga puede aportar a sus vidas, y peor aún, elegir el estilo o escuela que más se ajuste a sus necesidades y características.
Tal vez es necesario iniciar tratando de explicar de manera sencilla y breve que significa Yoga, que, si bien es uno de los primeros, si no es que el primer sistema organizado y documentado de ejercicios físicos y mentales que se han encontrado en los registros históricos de la civilización humana, lo cual nos da una idea de la solidez de sus raíces.
Podemos definir al YOGA desde la etimología sánscrita como unión de las diversas manifestaciones del cuerpo humano (físico, mental, espiritual y energético) para armonizar, equilibrar y experimentar la vida. La práctica del yoga aspira a lograr una transformación interna en el practicante mediante la ejercitación, la meditación y el trabajo personal. Tomando esto como punto de partida, podemos entender que es una práctica integral que involucra al SER en su totalidad y desde aquí resulta más fácil asimilar que “YOGA es un estilo de vida” que, en la mayoría de sus practicantes, esta transformación interna va reflejándose en su vida externa de manera paulatina.
Como mujeres de estos tiempos, que vivimos bajo la presión social, familiar, personal y sumado a esto, “los tiempos desafiantes” derivados de la pandemia que como sociedad atravesamos a nivel global, la práctica del YOGA puede convertirse en una herramienta útil para sobrevivir psicológicamente, mantener nuestra salud física y mejorar el funcionamiento de nuestro sistema inmune. Este artículo no ahondará en los beneficios específicos del yoga, pero si se propone exponer la relación clara que existe entre su práctica y la conexión interna de la mujer.
Partimos de que la forma de vida actual promueve una especie de fraccionamiento en la propia percepción de la mujer debido a los múltiples roles y tareas que socialmente desempeña casi de manera simultánea lo cual provoca una desconexión con nuestra esencia interior. Es decir, que al representar los múltiples roles o papeles nos perdemos y olvidamos quienes somos más allá de estos. Este sentido de “vivir fragmentada”, es más común de lo que parece, de hecho, es también una de las principales causas por las que las mujeres deciden (las menos, tristemente), buscar ayuda profesional en el coaching o la terapia.
Si reconocemos que este “multi-tasking”, impuesto socialmente y aceptado individualmente se ha convertido en “el estilo de vida femenino”, podremos reconocer que estas “sobre exigencias”, nos llevan a desarrollar altos niveles de stress con todas las consecuencias negativas que ello implica y finalmente, nos debe conducir a reconsiderar el derecho a retomar tiempo para nosotras mismas, sin culpa ni sentimiento de haber fallado a los estándares requeridos.
Hoy como nunca antes, las MUJERES nos vivimos solas, ya que el sentido de tribu y acompañamiento de nuestras amigas y familiares femeninos está casi totalmente difuminado por esta vida núcleo familiar en la que nos desenvolvemos especialmente en las grandes ciudades. Las MUJERES de hoy, difícilmente contamos con el soporte necesario para sobrevivir y crear redes de soporte emocional, físico y social.
Es ante esta problemática que urge reconectar con nosotras mismas, cada una debe hacer el viaje “hacia adentro” para unir nuestras partes desperdigadas por doquier.
La práctica de YOGA y sencillas meditaciones guiadas, constituyen una valiosa herramienta para:
Reflexionar sobre los múltiples roles que hemos aceptado o autoimpuestos (cuales ya no me corresponden, cuales debo dejar de representar y cuales debo transformar).
Revaluar sobre la distribución del TIEMPO en mi vida (¿Cuánto tiempo dedico a los otros y cuanto y de qué calidad me dedico a mí misma?).
Reconsiderar los espacios, proyectos y actividades en los que me involucro e invierto mi energía (¿Qué me hace feliz, satisfecha y plena y que me deja una sensación de vacío, monotonía e insatisfacción?)
Retomar prácticas, actividades o simples momentos dedicados a mi nutrición, autocuidado y aceptación de mi ser en su totalidad e incondicionalmente.
Reprogramar mi plan de vida a corto y mediano plazo desde una perspectiva más compasiva, tolerante, amable y amorosa hacia mi propio ser.
Reconectar con mi yo interior y proyectarme de manera objetiva en mi vida con una recuperación de mi paz interior y amor a mí misma.
Tenemos la seguridad que hay un tipo o estilo de YOGA para cada una y que sin duda encontraremos en esta exploración la oportunidad de reconectarnos con la maravillosa aventura de la vida.