Michoacán presente en Ofrenda Monumental del Zócalo
La celebración de Animecha kejtsïtakua, conocida como Día de Muertos, es concebida como un encuentro entre este mundo y lo sagrado
@Fonema / Redacción
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México, en conjunto con más de 180 artesanos y representantes de las 32 entidades presentan la ofrenda monumental en el Zócalo capitalino con apoyo de la Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas del Gobierno de México. Michoacán se hace presente con el altar elaborado por el artesano p’urhépecha Edgar Alejandre Pérez y su colectivo de la comunidad indígena de Santa Fe de la Laguna.
Es con el apoyo de la Secretaría de Cultura de Michoacán (Secum), el territorio de la región Lacustre de los p’urhépecha tiene presencia en la Plaza de la Constitución en la Ciudad de México, donde se aprecian elementos como: las flores de cempasúchil, (los arcos se decoran principalmente con esta flor), también ánima tsïtsïki, una orquídea silvestre que sólo abunda en esta época, el pan en forma de humano, figuras de azúcar, fruta como plátano, mandarina, naranja, guayaba. Los petates, candeleros, copalero, servilletas bordadas, prendas de vestir y algunas herramientas de trabajo del familiar fallecido, para hacer alusión a lo que en vida se dedicó, por nombrar algunos oficios de la región como son: pescador, alfarero, panadero, agricultor, entre otros.
La ofrenda monumental es un homenaje a la diversidad de cosmovisiones de México, donde están presentes la alegría del carnaval de Veracruz, los atuendos característicos de Michoacán, la vivacidad del pueblo oaxaqueño, las máscaras de huehue tlaxcaltecas, los sombreros norteños de Nuevo León, las enaguas y vestimentas de charro de Jalisco, todo en representaciones huesudas y alegres. Así el Zócalo capitalino emula un campo florido gigantesco, toda vez que se instaló un total de 5 mil 500 flores de cempasúchil.
Las dos catrinas gigantes, que miden 12 metros de altura, hacen referencia a la ilustración de tiempos de la Revolución, autoría de José Guadalupe Posada, y al mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central” de Diego Rivera, obras icónicas que representan la mexicanidad en su forma más lúdica, la profunda conexión con la muerte que guardamos hasta nuestros días y el surrealismo del que tanto se sorprendieron artistas como André Bretón al conocer México.
La ofrenda monumental estará en el Zócalo hasta el 2 de noviembre, busca ser un monumento vivo, que incluye ambientaciones sonoras con música distintiva del Día de Muertos; por ello, se instalaron cuatro torres de audio e iluminación que acompañan los altares. Al llegar la noche, se alumbrarán para que adquieran un tono especial.