Karina Mejía lucha para que se haga justicia

Con mentiras, el padre de su hijo la acuso de violencia familiar y la ley permitió que la separaran de su bebé

@Karla Ayala

Crece el número de padres que por “injusticias en los juzgados de lo familiar” no pueden ver a sus hijos, pese a que es un derecho constitucional de los niños y adolescentes a no ser separados de sus progenitores y familiares con los que conviven.

Con la pandemia, los juzgados pararon y los procesos de separación entre padres e hijos se hicieron más largos, así lo vive Karina Mejía, madre de Ashley de 10 años y Kylian de casi tres años, quien pidió pensión alimenticia por su hijo menor a su padre en el mes de marzo del 2020 y como respuesta, su expareja la demandó por violencia familiar y sin contemplaciones le quitó a su hijo cuando éste tenía menos de dos años.

Karina actualmente tiene 39 años y vive en la Ciudad de México, junto con su hija  hacen lo imposible para que su hijo menor vuelva al seno de su hogar, donde tiene su habitación y juguetes, así como el amor de una familia que no puede gozar desde hace un año.

En entrevista telefónica, Karina Mejía contó que se casó con José Luis -su segundo esposo-, con quien vivió siete años y sin darse cuenta de que era víctima de violencia psicológica aceptó abandonos de hasta dos semanas sin comunicación y sin dinero, así como problemas de infidelidad.

“Yo lo adoraba y pensaba que si le echaba ganas todo mejoraría; él era cariñoso conmigo cuando estaba bien y no era violento de pegarme cuando nos peleábamos y yo pensaba que no estaba tan mal”, reflexionaba Karina.

Sin embargo, fue su hija la que le hizo ver que no era feliz porque se la pasaba triste o llorando cada vez que discutía con José Luis, por eso decidió ir a terapia psicológica donde aprendió a estabilizarse emocionalmente y tomar decisiones asertivas sobre su situación sentimental y familiar.

Poco a poco recobró la confianza y por fin decidió separarse definitivamente de su esposo, la sorpresa de la vida fue cuando se enteró de que estaba embarazada, por tal razón, revira su postura y se queda en matrimonio para tener a su bebé con la esperanza de que el nuevo integrante trajera paz a su hogar.

Aunque Karina se quedó con José Luis, ella no dejó la terapia y cuando su niño estaba por cumplir los dos años retomó la idea de divorciarse; luego de investigar sus derechos y obligaciones legales como padres con Kylian, inició el proceso legal de separación; pero, la pandemia de Covid-19 llegó a México y cerraron los juzgados; todo se paró por en ese momento.

“Cuando estaba lo de la pandemia decidimos continuar juntos en la misma casa porque no sabíamos qué iba pasar y porque no quería que fuera una ruptura familiar dramática, más bien estaba convencida de que tenía que hacerse lo más tranquila y civilizadamente posible por los niños”, explicó.

Pasaron cinco meses, mientras tanto, José Luis le quitó el carro, le dejo de dar dinero y le fue infiel; gracias a que Karina estaba fuerte y decidida por su terapia, empezó a generar dinero con ventas de cubrebocas y artículos de limpieza que le permitieron mantener al día su casa y con cierta libertad económica.

Empoderada rentó una casa cerca e inició la separación; habló con José Luis para que viera a su hijo cuantas veces él quisiera, pese a que no le había dado dinero para pagar la manutención, solo con el fin de que Kylian tuviera a su padre cerca, dijo.

De acuerdo con cifras oficiales del INEGI, en nuestro país se estima que 67.5 por ciento de las madres como Karina no reciben pensión alimenticia y tres de cada cuatro hijos como Kylian no reciben pensión alimenticia, además, en 91 por ciento de los casos, los acreedores son los hijos.

Inicia la batalla legal 

En el caso de Karina se fue al extremo, José Luis no solamente se negó a dar dinero, sino que también creo un acuerdo, en el cual establecía que si le pasaba algo al menor cuando estuviera con la madre, ella tenía que asumir la responsabilidad de la lesión.

De acuerdo con el abogado de Karina, este punto fue el indicio de la siguiente acción de José Luis, por lo cual recomendó a Karina no permitirle ver a Kilyan mientras que el juez no fijara el horario de las visitas y que se estableciera la pensión alimenticia, ya que corría el riesgo de que la demandaran por violencia familiar para después quitarle al menor.

No obstante, Karina creyó en la buena fe de su expareja y no tuvo ningún problema con prestarle a su hijo cada quince días para que pasara los fines de semana en su casa; así hasta que José Luis procedió a quitarle Kylian con orden judicial por violencia familiar y con un agente de la policía le notificó que no podía acercarse a su hijo y al señor.

“Antes de ese fin de semana que se lo llevo, mi niño estaba enfermo y tenía fiebre, por eso fue a la casa y aunque no le permitía entrar; ante la insistencia de que estaba preocupado le permití que subiera a su habitación; y para no ofrecerle agua o estar ahí con él, me salí a comprar pan y cuando regresé me dijo mi niña que revisó todas las casas y preguntó quién había comprado los muebles. Yo creo que eso lo enojó porque después me lo quitó”, detalló Karina.

No acatar la recomendación de su abogado le costaría a Karina tres meses sin verlo, según el tiempo estimado del juzgado en resolver el caso; pero en los hechos, han pasado más de 10 meses sin que su hijo pueda estar con su madre y hermana.

En julio del presente año, Karina obtuvo la custodia porque se demostró que no era generadora de violencia familiar, pero, la contraparte interpuso un amparo que detuvo de nuevo el proceso y se extendió la agonía de la ausencia.

Amigos y conocidos de ella le comentan que su niño no habla; que vive con la abuela y no con el padre; que durante el día anda de casa en casa porque la señora no lo puede cuidar debido a su edad avanzada y se lo llevan las tías; mientras tanto, la justicia no ha verificado que el menor tenga las condiciones necesarias para su desarrollo físico y emocionalmente sano; más bien, el padre y la ley están enfocados en la supuesta violencia que ejerce Karina en contra de sus hijos.

Se demostró que no es una mamá violenta en el juzgado

Cabe destacar que el juez le permitió a Karina ver a su hijo un día a la semana, pero José Luis no ha querido acatar la instrucción, pese a que esta acción en un futuro sea causal de que no obtenga la patria potestad del menor.

“Lo comparto sin el afán de decirlo como víctima, creo que tanto las madres como los padres tienen que estar con sus padres; es un derecho de los niños; y, aunque sus papás estén separados deben llevarse lo más sano posible por los hijos; pero, también sepan que un progenitor si así lo quiere puede decir mentiras y sustraer a un hijo; no es cierto que la madre tiene la preferencia de la custodia, basta con insinuar que es golpeado para que te lo quiten”, opinó.

MIRA EL TESTIMONIO DE KARINA EN LA PARTE DE ARRIBA 

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