Atzimba Soraya Ceja Rentería, presea Amalia Solórzano

 Atzimba Soraya Ceja Rentería, presea Amalia Solórzano

Con la distinción, la jueza de la primera Instancia en Materia Civil, Familiar, Mercantil y Pena se compromete a velar por los derechos de las mujeres y niños desde su trinchera

@Karla Ayala

La figura de doña Amalia Alejandra Solórzano Bravo será el faro para la jueza, Atzimba Soraya Ceja Rentería, recipiendaria de la Presea que otorga el Ayuntamiento de Morelia a las mujeres que han destacado en su trabajo y que ayudan al sector con labores altruistas y profesionalmente.

En Sesión Ordinaria de Cabildo, la jueza que se caracteriza por trabajar con perspectiva de género, en el pleno habló de los feminicidios, los calificó en México como un “drama” que marca al país con 11 asesinatos diarios, aproximadamente.

Celebró que fuera presentada este jueves en el Senado de la República, la Ley General para Prevenir, Investigar, Sancionar y Reparar el Feminicidio, la cual fue promovida por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en la que se propone la pena de 60 años para delito de feminicidio; que sea imprescriptible y que se sancione a todo aquel que haga apología del tema.

Además, dicha ley propone la creación de un banco genético para mujeres, niñas y adolescentes desaparecidas, así como para las que no han sido identificadas, con la finalidad de que ninguna mujer que por su condición haya sido asesinada, y ahora, sea olvidada y nunca encontrada.

La jueza citó al presidente de la SCJN, Arturo Zaldívar cuando explica la causa de los feminicidios en México, producto de una cultura machista, donde se “considera a las mujeres desechables”; cultura que ha decir de la galardonada se multiplica con la falta de nvestigaciones o mal ejecutadas, que se traduce en impunidad.

“La impunidad es el caldo de cultivo para los perpetradores y cuadro se vuelve mediático los casos se re victimizan a las víctimas” mencionó Ceja Rentería.

Semblanza

Atzimba Soraya Ceja Rentería es doctora en Derecho, titulada en la Universidad Contemporánea de las Américas (UCLA), así como en el Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (Cescijucc) y la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Laboró para el poder Judicial del Estado de Michoacán desde 1997, habiendo cursado la carrera judicial desde meritoria, Escribiente, Actuaria, Secretaría de Acuerdos y Secretaría Proyectista.

Jueza de la primera Instancia en Materia Civil, Familiar, Mercantil y Penal, adscrita al Juzgado Mixto de la Primera Instancia de Arteaga Michoacán.

Cuenta con maestría en Derecho Procesal Civil y Maestría en Derecho con Terminal en Derecho Penal.

Doctora en Derecho Constitucional Penal y Derecho Civil.

Autora del libro “Violencia y Derecho de las Niñas, Niños y Adolescentes” Publicado por la Editorial Española en Alemania, España y Reino Unido.

Embajadora por La Paz por la Organización Internacional Juventud por la Paz, en el 2019.

Las principales acciones a favor de las mujeres, dice la galardonada, es juzgar con perspectiva de género.

Biografía de Amalia Alejandra Solórzano Bravo

Nació en Tacámbaro, Michoacán, en 1912. Era hija de familia de buena posición, su padre, Cándido Solórzano Morales, era ranchero y comerciante. Su madre, Albertina Bravo Sosa, se dedicada al hogar. Amalia estudió en un Colegio que abrió una congregación de monjas guadalupanas.

Se convirtió en la esposa del ex presidente de México, Lázaro Cárdenas (1934-1940). Su historia de amor comenzó cuando el general andaba en campaña para ser gobernador de Michoacán, llegó hasta esa región y fue entonces que se conocieron, a pesar de que su familia se opuso a la relación, se casaron el 25 de septiembre de 1932, cuando él terminó el periodo de gobierno en el estado. Su matrimonio fue en una ceremonia civil, ya que era la única que reconocían las leyes del país y la única que el general aceptaba.

La familia Cárdenas se mudó a Puebla tras una orden al General, de ahí pasaron a la ciudad de México en donde fijaron su residencia. El matrimonio tuvo dos hijos: Palmira, que murió al poco tiempo de nacida, y Cuauhtémoc Cárdenas.

Doña Amalia era muy discreta para vestir y no usaba joyas; no usaba pieles, como era la costumbre de las señoras de buena posición; tampoco tuvo una vida social activa. Los primeros años del gobierno de su esposo no asistía a actos oficiales, ni siquiera fue a la toma de posesión de su esposo, pero poco tiempo después, al ser la primera dama, tuvo que presidir algunos actos femeninos, mítines y asambleas de intelectuales; incluso puso una oficina desde la cual mantenía correspondencia con mujeres de todo el país, para conocer sus problemas.

Participó en asociaciones con fines de asistencia y asistió a la recepción de los niños españoles. Su participación pública más importante fue cuando encabezó un comité femenino y presidió en el Palacio de Bellas Artes la colecta pública destinada a reunir fondos para el pago de la deuda, esto a raíz de la expropiación petrolera. Cuando terminó el mandato presidencial de Lázaro Cárdenas, y luego de dejar la casa de Los Pinos, regresaron a la casa paterna del General en Jiquilpan, en Michoacán.

Constantemente recibió invitaciones de México y del extranjero para presidir actos y ceremonias en los que se honra una determinada ideología o forma de trabajo social como la que impulsó el general Cárdenas.

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