El destete

 El destete

Diario de una Mamá Milennial

Todas las que tuvimos la fortuna de amamantar a nuestras infancias estamos conscientes de un acontecimiento que de una u otra forma no causará sufrimiento y este es el destete. Yo creo que fui muy afortunada y te voy a contar porqué. 

Como ya te lo había escrito con anterioridad, yo no tenía una fecha fatal para dejar de lactarte, siempre estuvo claro en mí que lo dejaría de hacer cuando la vida nos pusiera en esa disyuntiva y eso sucedió poco después que comenzaste a ir a la guardería, alrededor de los 9 meses.

Hasta los seis meses tuviste lactancia materna exclusiva, pero desde tus primeros meses también implementamos darte formula y/o leche materna en biberón, para que cuando no estuviéramos juntas no fuera una complicación alimentarte.

Y lo que puede ser una buena idea, luego ya no lo es tanto, porque también te fuiste acostumbrando al biberón y a no esforzarte tanto por obtener tu alimento; de manera que cuando estuviste por períodos más largos en la guardería, te acostumbraste más al biberón y aunque tu tetita te seguía dando consuelo y seguridad, podías prescindir de ella con más regularidad.

Y así sucedió, porque al ir creciendo también te volviste más curiosa y atenta, por lo que, al darte pecho, sólo lo hacías durante pocos minutos y con cualquier ruido te desconcentrabas, volteabas y despegabas, lo que fue espaciando las tomas y a su vez también fue disminuyendo la producción. Reza el principio de la lactancia materna: a mayor succión, mayor producción.

Entonces sucedió lo que debía suceder, sin que en mí haya sido perceptible un sufrimiento, un día dejaste de pedir tetita, también dejé de ofrecerla y sin pastillas y ni un tratamiento para cortar la leche, tu y yo cerramos este bello período de conexión total.

Si fue muy pesado, pero también fue muy hermoso, que gran dicha poderlo haber hecho y qué envidia me dan las mamás que han podido prolongar sus lactancias por más de un año.

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