Cómo hacerse de un pueblo en 45 días

 Cómo hacerse de un pueblo en 45 días

Esta es mi experiencia de vivir un mes y medio en Zinapécuaro, Michoacán, en plena campaña

@Karla Ayala

El día que me propusieron el proyecto del cambio lo acepté de inmediato, ¡claro!, tuve miedo de dejar mi casa, mi familia y mis negocios, pero, como siempre he sido una mujer de retos; de ir contra corriente y de irme por el camino complicado, entonces no lo dudé. ¡En pocas palabras mujer complicada!

A mi jefe, quien es un tipo experimentado en la política y en la mercadoctenia, le estoy agradecida porque pensó en mí; en mi trayectoria y esfuerzo que cualquiera que me conoce no puede negar porque siempre quiero destacar, es por eso que, en lo particular me siento ampliamente reconocida.

Les digo que tengo los sentimientos encontrados, ahora con los resultados políticos, en todos los niveles, sin embargo, en mi corazón están todos los amigos que hice en un pueblo maravilloso que conocí desde la zona alta hasta la plaza principal de Zinapécuaro.

Desde el día uno, una familia que también es bien chingona y trabajadora me recibió en un departamento que por un tiempo fue mi casa, mi refugio y mi centro de trabajo en estos días de campaña, y fue ahí que sentí la verdadera hospitalidad; sin desconfianzas, porque literalmente me abrieron las puertas de su casa.

Me llevo en mi corazón a la porra, sus pleitos por sonar más alto y sus rimas chistosas que me hicieron el día, en más de una ocasión, durante las misiones imposibles que tenía que realizar por alcanzar el ángulo más alto; en esas odiseas que consistían en subirme a camionetas, balcones y hasta un quiosco sin escalera, siempre con el miedo de caerme y no lograr la toma perfecta.

Hablando de redes, en Zinapécuaro hay un grupo donde todo lo del pueblo se comunica, cosas buenas y otras no tanto, donde queman a medio mundo y que fue un canal de comunicación con los ciudadanos durante la campaña, ahí me especialicé en Facebook.

Conocí a “Toñito”, todo un personaje en Zinapécuaro, con sus papas deliciosas que vendía en cada uno de los eventos, a todos los coordinadores; el candidato y sus personas más cercanas, que poco a poco aceptaron que una persona externa pudiera colaborar con ellos, a tal grado de sentirme cercana y parte del equipo.

Me encantó el pueblo, sobre todo la parte alta donde se vende el durazno y las ciruelas; me gustaron sus iglesias que visité; su gente que después de un tiempo me reconocía por las calles y que me saludaba. La verdad que me sentí como en casa, con atardeceres bellícimos y paisajes nunca antes vistos.

Hoy tengo más amigos en Zinapécuaro y muchos lugares que debo visitar, pero, en un plan de turista y de reportera porque claro que tengo muchas historias que contar aquí en Fonema; de mujeres valiosas y guerreras que quieren tener un mejor futuro para sus familias.

Vi muchas mujeres que lloran por sus hijos desaparecidos; las viudas que tienen que hacerse cargo de sus familias; las abuelas que cuidan de sus nietos porque las hijas tienen que salirse a trabajar y no cuentan un apoyo en sus parejas; muchas mujeres que están casadas y se encuentran solas porque sus maridos están en Estados Unidos, todas ellas merecen ser escuchadas y contadas sus valiosas experiencias.

Observé un Zinapécuaro con precariedades; con personas con muchas ganas de trabajar y no tener dinero para emprender un negocio; vi un pueblo lleno de comerciantes; de historias familiares y de negocios que representan su forma de vida; su pación y ganas de colaborar con su tierra.

Deseo con toda mi alma que los resultados sean positivos para los pobladores; que haya desarrollo o que simplemente no se deteriore más de lo que hasta ahora se encuentra, pues, así como está su camino, así están muchos aspectos del municipio, segura estoy que merecen todos los pobladores una vida tranquila y más oportunidades de superarse día con día. ¡NO ES UN ADIÓS, SINO UN HASTA LUEGO!

  

Otras noticias