Con renuncia de Ardern, revés al progreso de mujeres en política
La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern renunció y deja pérdida en el pequeño club de mujeres líderes en todo el mundo
@Fonema / Redacción
La sorpresiva renuncia de la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, es una gran pérdida para el pequeño club de mujeres líderes en todo el mundo.
Es importante recordar que Ardern fue una de las jefas de Gobierno de más alto perfil y un modelo para muchas feministas de todo el mundo. Se convirtió en la líder de Gobierno más joven cuando asumió el cargo en 2017 a la edad de 37 años. También fue la segunda mujer en dar a luz a un hijo durante su mandato, después de la ex primera ministra de Pakistán Benazir Bhutto, y la primera en tomar la licencia por maternidad.
Alrededor de 28 países tenían a una mujer como jefa de Estado y de Gobierno, entre las que se incluyen a la primera ministra italiana Giorgia Meloni y Samia Suluhu Hassan de Tanzania, según datos de ONU Mujer al 19 de septiembre de 2022. En diciembre, se sumó a la lista Dina Boluarte, la actual presidenta de Perú.
Tras la emotiva renuncia de Ardern, algunas mujeres en Nueva Zelanda y en otros lugares dirigieron la atención a la gran cantidad de abusos que enfrentó durante sus seis años como primera ministra.
“Jacinda se ha enfrentado a un nivel de odio y virulencia que, según mi experiencia, no tiene precedentes en nuestro país”, dijo el jueves la ex primera ministra de Nueva Zelanda Helen Clark.
Julia Gillard, cuyo mandato como primera mujer en el liderazgo de Australia se vio interrumpido cuando fue derrocada por su partido, dijo que Ardern le mostró al mundo un nuevo estilo de liderazgo y que había sido una “luz” para muchas mujeres.
Las amenazas de violencia contra Ardern casi se triplicaron de 2019 a 2021, informó The Guardian en junio. Las mujeres en altos cargos políticos a menudo informan de acosos con más frecuencia y de manera más agresiva que los hombres.
Una investigación de la Universidad de Princeton estima que las mujeres en cargos políticos locales son objeto de ataques 3 a 4 veces más que sus pares masculinos.